La vitamina D juega un papel esencial en la salud general del cuerpo humano, especialmente en lo que respecta al sistema inmunológico. Según la nutricionista Pilar Esquer, profesora de la escuela Gasma en Castellón, tener niveles bajos de esta vitamina puede aumentar la vulnerabilidad a diversas infecciones. De hecho, varios estudios han vinculado la deficiencia de vitamina D no solo con la Covid-19, sino también con enfermedades más graves como problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Una reciente investigación del Brigham and Women’s Hospital, en Boston, destaca que mantener niveles adecuados de vitamina D se asocia con una disminución del 17% en el riesgo de desarrollar cáncer en etapa avanzada. Esta cifra se eleva al 38% en personas con un índice de masa corporal normal. Sin embargo, otros estudios ponen en duda la relación directa entre la vitamina D y una mejor evolución del Covid-19. Por ejemplo, científicos de distintos países, bajo el liderazgo de la Universidad de Surrey en el Reino Unido, advierten que no hay pruebas concluyentes sobre su eficacia frente al virus. Además, señalan los peligros del exceso de suplementación, como el aumento de calcio en sangre, lo cual puede tener consecuencias negativas.
Es importante recordar que la vitamina D es liposoluble, lo que significa que se acumula en el cuerpo y no se elimina fácilmente como ocurre con las vitaminas hidrosolubles. Según Esquer, este tipo de vitaminas puede ser perjudicial si se consume en exceso, ya que no se expulsa con la orina sino que permanece almacenada en el organismo.
El sol es la principal fuente de vitamina D. Se calcula que cerca del 80% de su producción en el cuerpo proviene de la exposición solar. Por eso, los expertos recomiendan exponerse al sol cada día durante al menos 15 minutos, preferiblemente fuera del horario de mayor radiación (entre las 11:00 y las 16:00). No obstante, el ritmo de vida actual hace que muchas personas no logren ese mínimo diario. Como resultado, la deficiencia de vitamina D se ha vuelto común, incluso en países con climas soleados como España. Según datos publicados en la Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral, cerca del 50% de los españoles entre 18 y 60 años presentan niveles bajos, y ese porcentaje sube al 87% entre los mayores de 60.
Además de su influencia en el sistema inmunológico, esta vitamina también contribuye a la salud de la piel y al bienestar digestivo. Álvaro Sánchez, nutricionista de Medicadiet, explica que muchas personas con síntomas digestivos como gases, pesadez o diarreas, en realidad pueden estar enfrentando una deficiencia de vitamina D. Aunque la principal fuente sigue siendo el sol, también es posible obtenerla, en menor cantidad, a través de ciertos alimentos.
A continuación, te compartimos seis alimentos que pueden ayudarte a mejorar tus niveles de vitamina D:
Salmón
Este pescado azul es una de las mejores fuentes naturales de vitamina D. Además, aporta ácidos grasos omega-3 beneficiosos para la salud cardiovascular.
Huevo
Particularmente la yema es rica en esta vitamina. Incluir huevos en la dieta puede ser una forma sencilla de sumar vitamina D al organismo.
Aceite de hígado de bacalao
Es una de las fuentes más concentradas. Aunque no es muy popular por su sabor, es muy eficaz como suplemento natural.
Setas
Ciertas variedades, como los champiñones expuestos al sol, pueden contener cantidades significativas de vitamina D, especialmente si se consumen crudos.
Leche y derivados
Muchos productos lácteos están enriquecidos con vitamina D, como la leche, el yogur o algunos tipos de queso.
Nueces
Aunque no son la fuente más rica, contribuyen con pequeñas cantidades y se pueden incluir fácilmente en la dieta diaria.