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Descubrimientos Cósmicos Revolucionan la Astronomía

En una serie de revelaciones que están redefiniendo nuestra comprensión del universo, astrónomos han anunciado dos hallazgos sin precedentes. Por un lado, la detección de una ráfaga de rayos gamma que se repite de una manera nunca antes vista y, por otro, el descubrimiento de una molécula clave para la formación de nubes en una antigua enana marrón. Ambos descubrimientos, realizados con los telescopios más avanzados del mundo, abren nuevas interrogantes sobre la vida y muerte de las estrellas y la composición de los mundos más allá del nuestro.

Un Estallido Cósmico “Diferente a Todo lo Visto”

Astrónomos han detectado una explosión cósmica de rayos gamma de alta energía, designada GRB 250702B, que desafía todas las explicaciones actuales. A diferencia de las ráfagas de rayos gamma (GRB, por sus siglas en inglés) conocidas, que son eventos catastróficos y únicos, esta fuente explotó varias veces en el transcurso de un solo día.

Los GRB son considerados las explosiones más energéticas del universo, liberando en segundos la misma cantidad de energía que el sol emitirá en 10 mil millones de años. Se cree que son el resultado de la muerte de estrellas masivas que colapsan para formar agujeros negros o de la destrucción de una estrella por la fuerza de marea de un agujero negro. “Los GRB nunca se repiten, ya que el evento que los produce es catastrófico”, explicó Antonio Martin-Carrillo, investigador de la University College Dublin. Sin embargo, GRB 250702B duró aproximadamente un día, entre 100 y 1,000 veces más que una ráfaga típica.

El Misterio de su Origen Extragaláctico

El telescopio espacial Fermi de la NASA detectó por primera vez el GRB 250702B el 2 de julio de 2025, observando tres estallidos en pocas horas. Posteriormente, datos del telescopio de rayos X Einstein Probe revelaron que la misma fuente había entrado en erupción un día antes.

Inicialmente, se pensaba que la fuente se encontraba dentro de nuestra Vía Láctea. Sin embargo, observaciones de seguimiento con el Very Large Telescope (VLT) en Chile y confirmadas por el Telescopio Espacial Hubble cambiaron drásticamente esa perspectiva. “Lo que encontramos fue considerablemente más emocionante”, dijo Martin-Carrillo. El VLT demostró que el objeto es extragaláctico, lo que significa que es inmensamente más poderoso de lo que se creía. Aunque su distancia exacta aún no se ha determinado, los científicos estiman que se encuentra a miles de millones de años luz, en otra galaxia. La naturaleza de esta ráfaga repetitiva y de larga duración sigue siendo un completo misterio.

Hallan una Molécula Elusiva en una Antigua “Estrella Fallida”

Mientras la comunidad astronómica debate el enigma del GRB, otro equipo ha resuelto un misterio químico de décadas. En la atmósfera de una enana marrón de 10 mil millones de años, apodada “El Accidente” (W1534), un equipo de astrónomos encontró por primera vez la molécula silano.

Las enanas marrones son objetos que no son ni estrellas ni planetas. W1534, ubicada a unos 50 años luz en la constelación de Libra, es una de las más antiguas jamás descubiertas. Su extraño perfil de luz motivó una investigación más profunda utilizando el telescopio Gemini Sur en Chile y el Telescopio Espacial James Webb.

Una Clave para la Formación de Nubes

El silano, una molécula de silicio unida a cuatro átomos de hidrógeno, es considerado un ingrediente crucial para la formación de nubes en los gigantes gaseosos. A pesar de años de búsqueda, nunca se había detectado en la atmósfera de Júpiter, Saturno, ni en ningún exoplaneta o enana marrón.

El hallazgo en W1534 sugiere que en objetos muy antiguos, pobres en oxígeno, el silicio se une con el hidrógeno, formando una molécula ligera que puede permanecer en las capas superiores de la atmósfera. En mundos más jóvenes como Júpiter, el silicio se une con el oxígeno, creando moléculas más pesadas que se hunden y se vuelven indetectables.

Este descubrimiento no solo confirma teorías sobre cómo se forman las nubes en los gigantes gaseosos, sino que también ofrece una visión crítica de cómo la composición de la atmósfera de un planeta está ligada a su edad y origen primordial. “A veces son los objetos extremos los que nos ayudan a entender lo que sucede en los promedio”, comentó la investigadora Jackie Faherty, del Museo Americano de Historia Natural.