Un legado genético redescubierto

Un ambicioso estudio genético ha revelado detalles sorprendentes sobre la descendencia de Leonardo da Vinci, uno de los mayores genios del Renacimiento. Tras más de tres décadas de investigación, los historiadores italianos Alessandro Vezzosi y Agnese Sabato han trazado un árbol genealógico de 21 generaciones que conecta a Da Vinci con más de 400 personas, incluyendo 15 descendientes masculinos directos, pese a que el artista nunca tuvo hijos.

El resultado de este trabajo se publica en su libro Genìa da Vinci. Genealogy and Genetics for Leonardo’s DNA, que combina historia, ciencia y genética para arrojar luz sobre las raíces del talento de Leonardo. El proyecto, conocido como Leonardo da Vinci DNA, comenzó en 2016 con el objetivo de identificar marcadores biológicos que pudieran explicar su genialidad, salud y visión del mundo.

Confirmación genética y nuevas conexiones familiares

A través del análisis del cromosoma Y —transmitido exclusivamente por la línea paterna— los investigadores confirmaron la continuidad genética desde Piero da Vinci, padre de Leonardo, hasta seis hombres vivos que comparten exactamente ese mismo cromosoma. Este descubrimiento refuerza la autenticidad del linaje masculino de la familia Da Vinci.

Uno de los hallazgos más llamativos fue la identificación de una tumba familiar en la iglesia de Santa Croce, en Vinci, Italia, donde se cree que están enterrados varios de sus parientes. Un equipo de antropólogos de la Universidad de Florencia ha recuperado fragmentos óseos del lugar, que podrían pertenecer a familiares cercanos de Leonardo. Las primeras pruebas indican que los restos podrían ser masculinos, lo que abriría la puerta a una posible reconstrucción de su perfil genético.

Además de trazar su árbol familiar, la investigación ha puesto en relieve la posible influencia de algunos de sus parientes en la formación de su legado intelectual y artístico, ofreciendo una nueva perspectiva sobre las fuentes de su genialidad.

Una nueva teoría del tiempo que podría revolucionar la física

En paralelo a este descubrimiento histórico, un científico de la Universidad de Alaska Fairbanks ha planteado una teoría radical que podría unificar la física cuántica y la gravedad: el tiempo tridimensional como estructura fundamental del universo.

El profesor Gunther Kletetschka, del Instituto Geofísico de dicha universidad, presentó una propuesta que va más allá del modelo convencional de una dimensión temporal y tres espaciales. A diferencia de teorías anteriores puramente matemáticas, la versión de Kletetschka es verificable mediante pruebas físicas y ofrece varios caminos de confirmación independiente.

Tiempo tridimensional como nueva base de la realidad

Desde hace más de un siglo, la física ha interpretado el universo a través del concepto de espacio-tiempo, en el que tres dimensiones espaciales y una temporal interactúan para conformar la realidad. Sin embargo, los intentos de fusionar la física cuántica con la relatividad general bajo un marco teórico común han sido infructuosos.

La teoría de Kletetschka, publicada en la revista Advances of Physical Sciences, propone reemplazar el modelo de cuatro dimensiones con una estructura de seis dimensiones —tres de tiempo y tres de espacio—. Según el autor, este modelo permitiría explorar distintos resultados posibles de un mismo evento, sin avanzar ni retroceder en el tiempo tradicional.

El científico ilustra la idea con una analogía: “Si caminas en línea recta, experimentas el tiempo de forma normal. Pero si pudieras desviarte hacia un ‘camino lateral’, podrías observar una versión alternativa del mismo día, coexistiendo con la original”. Este “camino lateral” representa una segunda dimensión del tiempo, mientras que la transición entre posibles versiones de la realidad constituiría una tercera dimensión temporal.

Dos investigaciones que reconfiguran nuestra comprensión del pasado y del universo

Mientras el análisis genético desentraña los misterios del linaje de Leonardo da Vinci, la nueva teoría del tiempo propone una forma totalmente distinta de entender la realidad. Ambas investigaciones, desde sus respectivos campos, desafían lo que creíamos saber —una sobre la historia y herencia del genio renacentista, y otra sobre los fundamentos mismos del universo.

Estos descubrimientos no sólo amplían nuestro conocimiento, sino que también abren puertas a futuras investigaciones que podrían cambiar para siempre nuestra visión de la historia y la física.